Decálogo del buen trato
(Consejos prácticos para parentalidad positiva y buen trato)
1. Haz caso a tu hijo o hija siempre: atiende y entiende sus demandas.
El bienestar emocional y el correcto desarrollo del sistema nervioso del niño o niña y de sus capacidades (lenguaje, memoria, atención) dependen de la respuesta protectora del adulto. Si las necesidades del bebé no son atendidas, experimenta sentimientos de indefensión que afectan negativamente a su desarrollo.
2. ¡Ármate de paciencia!
Sé paciente siempre que el niño o niña tenga una rabieta, no quiera colaborar o se muestre esquivo. Ayúdale a verbalizar lo que siente y trata de confortarle. Añadir más tensión a la situación con gritos o amenazas no sirve de nada.
3. Pon normas claras, realistas y consistentes, ¡pero no cuando estés enojado(a) o cansado(a)!
A partir de los 3 años, puedes introducirle normas. Desde pequeño debe tener claro que hay límites, deberes y responsabilidades. Las normas se establecen sin amenazas, hablando e implicando al niño y antes de que surja cualquier conflicto.
4. Déjale participar en las decisiones: escucha su opinión.
A los 5 años, permítele participar en el establecimiento de normas de convivencia familiar. Sentirá que su opinión importa y desarrollará su sentido de la responsabilidad.
5. Demuestra abiertamente que le quieres, con abrazos y atención.
Expresa siempre tu cariño (con palabras y gestos) y dedica tiempo a escucharle desde que es pequeño: qué le preocupa, qué le hace feliz, sus miedos… Ofrécele amor y apoyo siempre, te guste o no cómo es o las cosas que piense o decida.
6. Asume los cambios que se producen en la adolescencia y adáptate a ellos.
No te enfrentes a su evolución; mejor acompáñale en esa nueva etapa ofreciéndole lo mismo que en las anteriores: afecto, diálogo y normas de convivencia.
7. Practica la escucha activa con tu hijo o hija.
Presta atención a lo que quiere decirte. Trata de ponerte en su lugar y expresa cómo te sientes, para que él o ella también te entienda.
8. No recurras nunca a la violencia o a la agresividad: no sirve de nada.
Las imposiciones de poder como “en mi casa se hace lo que yo diga” o “aquí mando yo”, no sirven de nada, sólo generan sentimientos negativos, distancia y desconfianza.
9. Respira hondo y piénsatelo dos veces.
No le impongas sanciones poco realistas que no podrán cumplirse, desproporcionadas o difíciles de alcanzar o mantener.
10. ¡Cuídate y quiérete tú también!
Busca espacios para ti, para disfrutar y relajarte. Ejercer una paternidad positiva requiere mucho esfuerzo y generosidad. Tú hijo o hija necesita que seas feliz y estés en forma.
Fuente: Consejos prácticos sobre paternidad positiva y buen trato.
Save the Children y Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Julio de 2012 [acceso: 22 de octubre de 2012]. Disponible en: http://www.savethechildren.es/ver_doc.php?id=136