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Día de las Madres: Cinco historias del mundo

mayo 9, 2023 SaveMX 0 Comments

En este 10 de mayo, Día de las Madres en México, queremos compartir cinco historias de madres en el mundo y seguir reflexionando sobre la maternidad como una tarea compartida, con derechos garantizados y libre de cualquier tipo de violencia.

México: Mamá jornalera

Maurilia tiene 38 años, es mexicana y madre de tres niñas y un niño. Es jornalera agrícola, originaria de Guerrero y se ha desplazado a los campos en Sinaloa para cosechar chile papa o jitomate durante largas jornadas de trabajo. Como ella, cada temporada agrícola -de octubre a mayo- 150.000 jornaleros y sus familias migran a este estado. Viven en albergues o cuarterías que se caracterizan por ser espacios que no reúnen las condiciones de habitabilidad adecuadas y se enfrentan a distintos problemas como hacinamiento, violencia familiar, adicciones, falta de instalaciones de saneamiento, limitaciones en acceso a servicios de salud, educación y enfermedades prevenibles relacionadas con una alimentación inadecuada. 

Maurilia, madre de 4 niñas y niños.

Para las niñas, niños y adolescentes, vivir en estas condiciones representa un desafío de supervivencia. Mientras sus madres y padres trabajan ellos permanecen solos en las cuarterías o incluso los acompañan al campo a trabajar. «A veces nosotros nos llevábamos a nuestros hijos porque todas las personas que conocemos se iban a trabajar también y nadie podía cuidarlos», cuenta Maurilia. Y añade: “Me preocupaba que mis hijos estuvieran en el campo porque hay tractores que pueden atropellarlos o que se envenenaran porque a veces fumigan en el campo sin importar que nosotros estuviéramos cerca. No me sentía bien andar ahí con ellos, yo veía que sufrían mucho”, afirma.

La mayoría de las y los jornaleros agrícolas se desplazan desde comunidades del sur del país hacia el norte en búsqueda de empleos temporales que son su único sustento durante un año. Maurilia quería quedarse en Sinaloa para que sus hijos pudieran ir a la escuela, aprendieran y no tuvieran que luchar para sobrevivir como ha tenido que hacerlo ella. Lo ha conseguido. Sus hijos asisten a los comedores que Save the Children ha habilitado y que son parte del programa integral de atención a hijas e hijos de jornaleros agrícolas en Sinaloa. Gracias a ello, los hijos de Maurilia ya no acompañan a su madre al campo a trabajar. Se quedan en el comedor donde reciben tres alimentos al día y participan en actividades educativas y recreativas. Para cualquier madre, el bienestar de sus hijos e hijas es una prioridad. 

En este Día de las Madres, te contamos también otras historias del mundo: España, Ucrania, Afganistán y Níger. ¡Sigue leyendo para conocerlas!

España: Malabares y facturas

Ser madre, por lo general, implica una gran alegría, pero también esfuerzo y numerosos gastos, especialmente las madres que se ocupan solas. En España, ser madre supone una dificultad adicional sin una pareja con la que compartir la maternidad y la crianza de los hijos e hijas. 

A Marcela, madre de Mateo, un niño de 13 años, sus ingresos no le permiten cubrir el coste total de la crianza de su hijo, ya que no puede hacer frente a gastos necesarios como el dentista o actividades de ocio. “Actualmente debo 3 facturas. A Mateo le gustaría tocar la batería, pero no puedo pagarle unas clases de música. Mi hijo no puede salir con sus amigos a comer a un sitio de comida rápida, no me lo puedo permitir. Como mucho le puedo dar 1 euro para que compre alguna chuche. La ropa que le compro es de segunda mano”, afirma Marcela.

Tener hijos en España, implica a menudo caer en la pobreza. En los hogares con menores de edad la tasa de pobreza se sitúa en 24,7%, frente al 16% de los hogares sin niños y niñas a cargo. En el caso de los hogares monomarentales la tasa alcanza el 46,1%. Por lo general, las mujeres cuentan con mayor precariedad y pobreza laboral, lo cual influye en sus tasas de pobreza, desproporcionadamente elevadas. Los hogares encabezados por madres solas en situación de pobreza severa alcanzan el 24,1% del total en 2022, según la Encuesta de Condiciones de Vida, en España.

Marcela con su hijo en España

Marcela con su hijo Mateo.

Ucrania: Dar a luz en medio de una guerra

El 24 de febrero de 2022 comenzó la guerra en Ucrania. Las sirenas antiaéreas sonaron por todo Kyiv, la capital, y desde ese momento muchas cosas comenzaron a cambiar allí y en el mundo.

Como en todas las guerras, la niñez es quién más sufre las consecuencias. Se calcula que han nacido más de 900 bebés al día desde que se intensificó el conflicto, y las consecuencias continúan teniendo un grave impacto en la salud de las madres y sus recién nacidos.  

Por aquél entonces, mientras gran parte del mundo miraba a Ucrania y Rusia, Antonina no apartaba la vista de su hija recién nacida, Ganna, a la que dio a luz mediante una cesárea de urgencia debido al estrés y la ansiedad, 10 semanas antes de la fecha prevista del parto. La niña nació prematuramente con el sistema inmunitario debilitado y tiene que medicarse durante sus primeros tres años de vida. 

Embarazada de 30 semanas, Antonina tuvo que huir de su casa junto con su marido debido a los combates y refugiarse en otra ciudad: «La guerra añadió un enorme estrés a mi embarazo. No podía dormir con el ruido constante y el miedo a que le pasara algo a mi familia. Estaba tan estresada que acabé padeciendo hipertensión. Sabía que algo iba muy mal, pero vivíamos en una zona sin médicos que pudieran ayudarnos, así que tuvimos que irnos», explica. «Si no hubiera sido por la guerra, no hubiera tenido un embarazo tan estresante», afirma Antonia.

Antonina con su hija Ganna en Ucrania

Antonina con su hija Ganna.

Afganistán: El peor lugar donde ser niña… y madre

Otra de las cinco historias del mundo tiene lugar en Afganistán. País que encabeza la lista de los siete países donde los niños y las niñas pasaron más necesidades en 2022 en todo el mundo. Esto se traduce en unos 14 millones de menores de edad necesitados de ayuda, y otros tantos millones de madres sufriendo por ello. 

Conflictos, crisis climática y devastación económica han llevado a una situación de desesperación a muchas familias en el país. Los niños y niñas se acuestan con hambre y millones corren el riesgo de sufrir desnutrición grave y otras enfermedades graves. Esto hace que muchos padres y madres tomen medidas desesperadas para sobrevivir como enviar a sus hijos o hijas a trabajar. Las niñas, además, son especialmente vulnerables al matrimonio infantil cuando sus cuidadores no pueden hacer frente a los costes económicos de mantener la familia.

Cada año, millones de niñas en todo el mundo son forzadas a casarse, obligadas a renunciar su derecho a la educación, a la atención sanitaria y a su bienestar y desarrollo físico y emocional. Deben abandonar su niñez y dejar de #SerNiñasEl matrimonio infantil está estrechamente vinculado con la maternidad temprana: con frecuencia, las niñas casadas se quedan embarazadas durante la adolescencia, lo cual incrementa el riesgo de sufrir complicaciones graves durante el embarazo y el parto, tanto para ellas como para sus hijos e hijas.

Las consecuencias del matrimonio infantil son inmediatas, de largo alcance y a menudo intergeneracionales.

Rahima, Afganistán con sus padres y cinco hermanos

Rahima vive en el norte de Afganistán con sus padres y cinco hermanos.

Níger: El hambre que mata la esperanza

Se calcula que en Níger más de 3,6 millones de personas -aproximadamente una séptima parte de la población- corren el riesgo de sufrir una grave inseguridad alimentaria, y casi medio millón de niños y niñas menores de 5 años sufren las peores consecuencias de la desnutrición. 

En este contexto, vemos a las madres hacer todo lo posible para salvar a sus hijos. Madres que luchan como pueden para que sus hijos e hijas sobrevivan al hambre más atroz: mujeres sembrando, cuidando, cocinando.

Hadjara, de 35 años, es refugiada y madre de tres hijos. Llegó a Níger desde Nigeria: «Conseguimos ayuda en el pueblo, pero la última vez que nos distribuyeron alimentos fue hace 3 o 4 meses. Me dedico a la venta de pasteles de mijo o compro y vendo cosas. Pido prestado dinero o grano al pueblo vecino con las comunidades locales y cuando termino el día, devuelvo el préstamo”, explica. “Quiero que todo cambie para mí y mi familia y que mis hijos vayan a la escuelas y tengan comida», cuenta.

Hadjara, madre en Níger en uno de nuestros centros

Hadjara, madre de 3 hijos en uno de nuestros centros médicos en Níger.

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