Eduardo Velasco Gutierrez tiene 30 años y vive en el Estado de México. Actualmente es el Responsable de Oficina para la Ciudad de México. Trabaja en Save the Children desde hace casi 7 años y nos cuenta que le gustaría seguir brindando su apoyo por mucho tiempo más para seguir transformando la vida de la niñez.

Para Eduardo, o más conocido en la organización como “Lalo”, Save the Children significa la oportunidad de contribuir al cambio y mejorar la vida de niñas y niños.  

“Con mi trabajo puedo aportar un grano de arena, sabiendo que, en conjunto con mis compañeros, generamos un cambio y formamos parte de un equipo que tiene la convicción de hacer su labor con la mayor calidad”.      

Lalo se siente orgulloso de portar la playera de Save the Children y saber que se encuentra en un lugar que vela por la niñez.  

Cuando le preguntamos por una historia que recuerde en la organización, nos contó sobre su experiencia en la respuesta humanitaria de Oaxaca 2017; ante los sismos ocurridos en septiembre de ese año. Junto con el equipo, su objetivo fue crear un espacio amigable donde niños y niñas tuvieran un lugar seguro en donde expresarse y continuar con sus aprendizajes.  

“Sin duda el tiempo que estuvimos trabajando en conjunto, nos permitía que día a día tuviéramos más fortaleza y mejores herramientas para afrontar los retos de la operación”.  

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Una historia con Save the Children

Lalo destaca de esta experiencia un recuerdo muy especial: un día, las niñas y niños que se encontraban en el albergue se organizaron con sus familiares para prepararle a él y al equipo, un pastel de agradecimiento con la frase Es bueno ser grande, pero es más grande ser bueno. “Esta acción fue muy significativa para mí porque entendí la importancia de estar presente para ellas y ellos y saber que con los medios que tenían, hicieron este detalle tan valioso que hasta la fecha me sigue motivando”.  

Para Lalo, trabajar en Save the Children significa no solo aplicar un enfoque humanitario dentro de la organización, sino que también le ha brindado conocimientos a nivel personal y profesional para mejorar en su quehacer diario. “Agradezco esto porque me lleva a estar en constante aprendizaje, buscando mejoras en mi vida cotidiana”.  

La organización visibiliza la importancia de reconocer que hay una necesidad colectiva en que se garanticen los derechos de niños y niñas, afirma Lalo.

“Con esta experiencia, he podido observar acciones en campo que logran transformar la vida de niños y niñas de forma inmediata”.  

De todas formas, Lalo piensa que aún queda mucho por hacer por las niñas y niños en nuestro país. Además, pensar en las carencias de la niñez nos debe comprometer como seres humanos a brindar nuestra ayuda y extender nuestra mano. 

Sin embargo, la esperanza de nuestro Responsable de Oficina de la Ciudad de México está intacta. Niñas, niños, Lalo tiene algo para decirles:  

“No dejen de soñar, de creer en ustedes, de expresarse y saber que la vida es muy bella”.