Liliana Cabrera Mezquita tiene 42 años, es originaria de Juchitán de Zaragoza, Oaxaca y nos cuenta en su testimonio cómo Save the Children significó esperanza en su vida.

En 2017, su casa y la de su familia se destruyó por completo luego del temblor que tuvo lugar ese año. “Nos abrazábamos y llorábamos, estábamos tristes, todo estaba destruido”, cuenta Liliana.  

Luego de unos meses, se retomaron las clases en la zona y desde Save the Children junto con diferentes organizaciones civiles, comenzamos a brindar apoyo para que las niñas y niños afectados pudieran recuperarse.  

La respuesta humanitaria de Save the Children

Liliana recuerda cuando llegó nuestro equipo. “Primero daban pláticas de apoyo emocional a los alumnos y alumnas, después preparaban a los niños y niñas con respecto a los temas de reducción de riesgos”. Además, desde Save the Children, realizamos también prácticas de evacuaciones, repliegues y simulacros como métodos de prevención antes posibles sismos u otros desastres naturales. “Eso me daba mucha tranquilidad, porque mis hijos más pequeños estaban siendo preparados para saber cómo actuar ante una futura emergencia”.  

Liliana y su familia, recibieron durante un año apoyo económico de Save the Children como parte del programa de respuesta humanitaria ante emergencias. Con esa ayuda, pudieron comprar útiles escolares y también materiales para la reconstrucción de su casa. Además, Liliana recuerda que sus hijos participaron en nuestros talleres y charlas de apoyo emocional: “Eso les hacía sentirse emocionados y motivados por seguir estudiando, aprendiendo y compartiendo sus aprendizajes”.  

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“Save the Children, significó esperanza; nos ayudó, nos benefició, porque aprendimos a convivir con nuestra familia y apoyarnos. Sigo poniendo en práctica todo lo aprendido, desde contar con mi mochila de emergencia, hasta contar con mi plan de evacuación. Cada acción que hace Save the Children es importante porque los niños y niñas se divierten y aprenden con los juegos, la participación y sobre todo reconocen e identifican sus derechos”.  

Aprendizajes de por vida

Para Liliana, los conocimientos que adquirió en los talleres se convirtieron en un aprendizaje de por vida. Al día de hoy, continúa poniendo en práctica lo aprendido con sus familiares y vecinos. Nos cuenta que su vida cambió por completo y que pudieron reconstruir su casa gracias al apoyo brindado desde Save the Children.  

“Gracias a Save the Children por habernos ayudado a reconstruir nuestras viviendas y por ser el cimiento de los deseos de nuestros corazones y nuestros sueños. Mis hijos encontraron en ustedes la fuente de inspiración para luchar por sus sueños y continuar con sus estudios. Hoy mi hijo se encuentra cursando el bachillerato porque quiere ser médico”.  

Con su vida transformada, Liliana entiende la importancia del que trabajamos que realizamos desde la organización y desea que podamos estar por muchos años más beneficiando a miles de familias y niñas y niños y que más personas se sumen a este movimiento.  

“Así como mi hijo encontró el sentido a la educación, a todos los niños, niñas y adolescentes les digo que no se cansen de luchar por sus sueños por más difícil e imposible que parezca, se pueden lograr”.