En México se cree que el trabajo de las niñas es limpiar. Es común que las niñas y adolescentes dediquen más tiempo a las tareas domésticas. Esto, bajo la creencia errónea de que las actividades de aseo -como lavar los trastes, planchar la ropa o cocinar- son “cosa de mujeres”. Todas estas actividades son las que «deberían» de saber para su futura vida en matrimonio.

Algunas de ellas realizan estas actividades fuera de sus casas por la necesidad de obtener un ingreso que apoye a su economía familiar. Aunque, al hacerlo, comprometan su bienestar y desarrollo al exponerse a largas jornadas laborales sin descanso. También es común que utilicen químicos y sustancias tóxicas, transporten cosas pesadas y manipulen objetos peligrosos como cuchillos, tijeras u ollas calientes.

Además,  en muchos casos, las niñas y adolescentes tienen que lidiar con los malos tratos, la discriminación y el clasismo. Por años, se les ha nombrado como “las muchachas que ayudan” o “las sirvientas de la casa”. Esto a fin de minimizar sus labores y evitar respetar sus derechos; de hecho, hasta se ejerce violencia física como método para intimidarlas o castigarlas.  

Estos peligros se potencializan cuando viven con las y los patrones[1]; e incluso corren el riesgo de ser explotadas sexualmente y tener un embarazo adolescente.

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¿Qué dicen nuestras leyes sobre este tema?

El trabajo del hogar es una de las actividades más desdeñadas e invisibilizadas en nuestra sociedad.

Los derechos de las y los trabajadores domésticos se han reconocido poco a poco gracias a la determinación y valentía de las personas que siguen luchando para que sus demandas sean atendidas y su trabajo valorado. 

En 2019 nuestro país aprobó una reforma para reconocer sus derechos laborales:

• Un contrato en el que se establezcan horarios, vacaciones y aguinaldos
• Acceso a la seguridad social

Sin embargo, en México está prohibido que las personas menores de 15 años hagan trabajos del hogar. Se afecta su rendimiento escolar al disminuir el tiempo que les queda para descansar, hacer tareas o simplemente divertirse.

Pese a ello, las vías para inspeccionarlo son inexistentes. De hecho, no hay manera de saber cuándo una niña o adolescente se encuentra en peligro. La única forma en que pueden ser rescatadas es a través de una denuncia o que ellas mismas escapen de sus patrones o captores.

Niñas y adolescentes libres de trabajo infantil

Marzo es un mes en el que se da mayor visibilidad a la lucha por los derechos de las mujeres, nos brinda una oportunidad para reflexionar sobre aquellos retos que siguen enfrentando desde su niñez solo por su género.

Es urgente que el gobierno establezca protocolos de inspección que sí atiendan esta realidad así como mecanismos para denunciar cuando las niñas y adolescentes hacen trabajos en condiciones no adecuadas.

Como sociedad podemos dejar de reproducir ideas machistas que únicamente limitan su crecimiento y potencial. Ellas deben de tener la oportunidad de asistir a la escuela, desarrollarse y cumplir sus sueños; pero para lograrlo necesitan tener alternativas que no las condenen a solo hacer trabajos del hogar.